viernes, 25 de septiembre de 2009

PARA BACHILLERATO: Adaptaciones del ejercico físico

Dr. Manuel Rabadán y la Dra. Nieves Palacios (2000)
Trabajar la resistencia de manera habitual comporta modificaciones del sistema cardiovascular que benefician a corto y largo plazo la salud del individuo:

Frecuencia cardiaca

Entre las modificaciones cardiovasculares se observa un descenso de la frecuencia cardiaca (pulsaciones del corazón por minuto) en reposo y también durante la realización de un ejercicio físico de intensidad submáxima. Es decir, el corazón de una persona entrenada será más eficiente que el de una sedentaria.

Indudablemente es una evolución positiva y una mejora en la condición cardiovascular. La frecuencia cardiaca por lo tanto, es un parámetro fácil de medir, que cuantifica de una manera práctica y real la intensidad del esfuerzo físico a nivel cardiovascular. Su conocimiento nos permite objetivar la intensidad de un ejercicio y prescribir las cargas de entrenamiento en función de dicho parámetro.
Tensión arterial
Las cifras de tensión arterial disminuyen en reposo y durante el ejercicio experimentan incrementos más suaves que en sujetos no entrenados, de forma que el producto de la tensión arterial sistólica por la frecuencia cardiaca disminuye.
El ejercicio físico aeróbico está recomendado como tratamiento en la hipertensión arterial ligera-moderada. El ejercicio aeróbico produce una vasodilatación que tiende a disminuir las resistencias vasculares periféricas y en consecuencia, disminuye la tensión arterial diastólica durante el ejercicio
Tamaño de las cavidades del corazón
Otra de las adaptaciones más interesantes que se producen a nivel cardiovascular como consecuencia del entrenamiento aeróbico de larga duración, es en relación al tamaño de las cavidades del corazón, las cuales aumentan, mejorando su capacidad de llenado por lo que se incrementa el volumen cardiaco. Las paredes del corazón son algo más gruesas que en la población no deportista. En conjunto el corazón crece de una forma armónica sin que se produzcan desequilibrios entre el volumen de las cavidades cardiacas y los espesores de las paredes.
Incremento del volumen sistólico
Otra adaptación importante del corazón es el incremento del volumen sistólico o volumen latido, es decir, la cantidad de sangre que expulsa el corazón cada vez que se contrae


Vasos sanguíneos
A nivel de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón, tienen una mayor capacidad de dilatarse en ejercicio y aumenta el número de capilares en relación a las fibras del músculo cardiaco. En cuanto a la vascularización periférica, es decir, los pequeños vasos que aportan la sangre a las fibras musculares también aumentan en número y en capacidad. De esta forma, el incremento de la densidad capilar permite que con mayor facilidad llegue la sangre a las fibras musculares del corazón y músculos esqueléticos, aportando el oxígeno y nutrientes necesarios para la contracción muscular.
El volumen plasmático
Por otra parte, el volumen plasmático (número de hematíes y la hemoglobina), es decir, los transportadores del oxígeno por la sangre, aumenta en individuos entrenados. Además, el músculo es capaz con el entrenamiento aeróbico de extraer más oxígeno de la sangre (aumenta la diferencia arterio-venosa de oxígeno), de forma que al salir la sangre del músculo, lleva menos oxígeno de lo que llevaría en el caso de una persona no entrenada.

Cristina Calvo Rodríguez

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